Si bien el hambre no voluntario provocado por necesidad, es duro, manifestándose con dolores físicos y deterioro en su voluntad, la garganta reseca genera desesperación. Sin ir a estos extremos, todos hemos experimentado en algún momento alguna de estas necesidades que nos hacen comprender hasta donde habita Dios en ellas. Así también nuestra sed y hambre espiritual nos están señalando que estamos estableciendo un contacto íntimo con nuestro Padre ya que esa es una carencia a la cual no siempre se la persive como tal, es mas, hay largas vidas en esta tierra que no pasaron el límite de la inquietud. Hoy como nunca lo real y lo simbólico se hermanan con urgencia para motivarnos a la busqueda y responsabilidad de ser colabores en este enorme trabajo encontrando al Señor a travez de nuestras propias necesidades y también de aquellos/as que nos piden ser acompañados. Feliz día. Amén JEREMÍAS 31:25 BLP Pues regaré la garganta reseca y saciaré la garganta hambrienta.

MATEANDO: ߧ‰ Colaboración de Florita Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. "Espíritu Santo, tú eres vida, tú eres necesario para mí como el aire que respiro. Te doy gracias por el don de la vida, porque es maravilloso existir. Permíteme respirar contigo, Señor. Te adoro Espíritu Santo, porque así como el aire me rodea y penetra en mí, así también estoy rodeado por ti, me envuelves con tu presencia, lleno de vida en plenitud y de pura alegría, me penetras con tu gracia y me transformas con tu presencia. _¡Gloria a ti, Señor, Espíritu de vida! _ Junto con el aire que sale de mis pulmones, llévate todo lo que no me hace feliz, arroja fuera de mí toda impureza, expulsa todas mis angustias y tristezas, todos mis rencores y malos recuerdos, todo egoísmo y mala intención. Llévate todo Dios mío, y déjame sólo tu gracia, tu vida. Quédate tú invadiendo todo mi ser y reinando en mí con tu gozo en medio de mis tareas. Amén."

MATEANDO: Sabemos la importancia de las comunicación entre nosotros, y que ha sido un motivo de preocupación permanente en todos los los tiempos. Me parece que una propuesta sensata, adecuada y necesaria, que debemos plantearnos en estos tiempos, es como está nuestra comunicación con Dios. Quizás debas preguntarte, ¿como lo estoy haciendo? y a partir de tu propia inquietud e iniciativa, surgirán algunos cambios fundamentales en favor de sentir el aroma de su presencia. Lo necesario para ello es decirle en arrepentimiento aquellas cosas que no hemos hecho bien, y aquellas que quedaron esperando un ejecutor, perdón por ello. Tómate en cada despertar unos minutos para ponerte en oración y aliviarte de la carga de los pecados, así andar limpios de toda maldad. Dios te bendiga. 1 Juan 1:9 NVI Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.

MATEANDO: Me impacta mucho la "fe" registrada en el Antiguo Testamento. Pensar que su conexión con Dios a través de los profetas o señales que eran visibles, en una nube de día, o de lenguas de fuego de noche, en medio del desierto, cuando la huída de Egipto, es una marca clara de lo que es capaz cuando se tiene activada nuestra "fe". En el largo camino es probable que flaquee algún momento, pero nada es comparable a la liberación que provoca en nuestro caminar. Al desierto hay que atravesarlo, no es para cualquiera, sino para los que creen en una realidad que hay que construir, porque la fe despierta esperanza y nos hace ver sin mirar. Hoy con Cristo la fe se nos facilita, el amor del Padre hace que tengamos a mano la referencia de Cristo que pasó por la cruz y hoy está resucitado entre nosotros. Gracias querido Padre por presentar señales a través del Espíritu Santo que afianzan nuestra fe, siendo guía basado en el amor de aquel que nunca nos abandona. Amén Hebreos 11:1 NTV La fe demuestra la realidad de lo que esperamos; es la evidencia de las cosas que no podemos ver

MATEANDO: Colaboración del Obispo Américo. -Vasijas de barro- Paz y bien amada hermandad. Mi cariño y oración con ustedes y sus ministerios amorosos y comprometidos. “Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tú eres mi Dios y Salvador. ¡En ti confío a todas horas!”. Salmo 25: 4-5 ¡Ven Espíritu divino, ilumina las entrañas de mi alma y enciende en mí el fuego de tu Amor! Adviento proviene del latín “Adventus Redemptoris”, que significa Venida del Redentor. Si bien no podemos determinar con ningún grado de certeza cuándo se introdujo en la Iglesia. La liturgia del Adviento cristiano comenzó a moldearse en Galia e Hispania, ya a fines del siglo IV y durante el siglo V, como preparación ascética para la celebración de la Navidad. Este preludio de la celebración del nacimiento de Cristo tenía una duración de tres semanas y se unían a la preparación de los bautismos para el tiempo de Epifanía en aquel tiempo. Que nos afirmemos en que la venida del Señor, su misma presencia, es lo nuevo que nos visita y no la simple renovación de lo viejo o lo antiguo. Velemos para acoger y salir al encuentro de la venida de la plenitud del tiempo en Cristo. Que nuestra disposición sea la de afirmar que se encontrarán la misericordia y la verdad y que se besarán la justicia y la paz. Que la eternidad y el tiempo, el cronos y el kairos se encuentren en nosotros y nosotras, en la humanidad, en nuestro mundo e historia. Que el Adviento, amada hermandad, sea espera expectante y memoria permanente. Y un impulso a sensibilizarnos para reconocer a Jesús, quien es nuestra esperanza y la solidaridad de Dios con nuestra humanidad, siempre presente y activo en nuestras vidas, comunidades y nuestro mundo. Abrazo cálido y sereno.-